ABETO (Abies alba)

‘Escucha al abeto por cuyas raíces tu vives’ (proverbio finés).


En muchos países, el abeto es el rey del bosque. En Suiza y en el Tirol, se representa al Señor del bosque con un abeto desarraigado en la mano y se pensaba que protegía las granjas y vigilaba como el Señor de los bosques de los vascos al ganado. Este genio habita generalmente en los abetos, sobre todo en los más viejos. Se dice que cuando se corta uno de éstos árboles el genio sufre y suplica que lo dejen vivir. De ahí que se respetaran tradicionalmente los ancianos abetos.

En Saboya, hasta no hace mucho, el abeto era además una presencia protectora contra el rayo y el mal de ojo, que atraía la buena suerte. Para esto se podaba la cima de manera que el árbol pareciera una mano abierta con las ramas en forma de cinco dedos.

Típico árbol de Navidad en muchas regiones, se usó también como árbol de nacimiento o árbol gemelo, que se plantaba en el mismo día en que nacía un niño o niña y era su compañero para toda la vida.



VIVE: en los bosques de altura, junto al haya, el pino negro y el pino albar. Por todo el Centro y Sur de Europa. En la Península solo en Pirineos. Muy exigente en humedad, crece en regiones lluviosas y zonas de niebla, orientaciones umbrosas y laderas al Norte. No soporta la sequía, pero tampoco los suelos encharcados. Prefiere los terrenos ligeros, profundos y bien drenados.

PLANTACIÓN: se multiplica casi siempre por siembra en vivero para trasplantarlo posteriormente a su lugar definitivo. Recogida la semilla se guarda hasta abril en lugar frío y seco (las siembras de otoño suelen comerlas pájaros y roedores y pueden ser afectadas por la helada). Se siembra en un lugar sombreado, cubriendo las semillas con un centímetro de tierra encima. A partir de los 10 a 30 días comienzan a germinar.

FUNCIÓN: en las regiones que le son propias, es de vital importancia para los ecosistemas, pues crea bosques muy frondosos capaces de albergar una gran diversidad de especies de montaña. Su enraizamiento profundo y el enorme porte, sirven para retener la tierra y los aludes en laderas de fuerte pendiente. Acumula por otro lado a sus pies gran cantidad de materia orgánica que garantiza todas las formas de vida y absorbe grandes cantidades de agua evitando la sequía e inundaciones en las tierras bajas sobre las que se extiende su área de influencia.

USOS: Las yemas de abeto se han usado desde muy antiguo en vahos e infusiones contra la tos y el catarro. La resina y las hojas y sobre todo los brotes, se usan también para diversas afecciones del aparato respiratorio, vías urinarias, etc. Se ha dicho que incluso el simple paseo por los abetales, alivia a los enfermos de asma y otras afecciones respiratorias, por la atmósfera cargada de aromas salubres.

Bajo su copa no cae la lluvia ni la nieve, el abeto es un excelente refugio cuando arrecia el temporal. En caso de tormenta en cambio, es peligroso guarecerse bajo un abeto aislado.

En cuanto a la madera se ha utilizado para la fabricación de papel, para tarimas y armazones de edificios, para hacer cajas, muebles y todo tipo de trabajos de carpintería y para la construcción de muchas piezas de instrumentos musicales (violines, pianos, etc.)

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